domingo, 5 de marzo de 2017

LUZ VALENCIA Y ANA FONTENLA

MI ÚLTIMA REFLEXIÓN:

Esta reflexión es la última que vaya a publicar en este blog pero seguramente, a lo largo de mi vida (y si puedo dedicarme a la enseñanza) tendré muchas más opiniones sobre los aspectos del binomio: enseñanza y aprendizaje.     El motivo de esta entrada es la de rectificar sobre ciertos aspectos que yo tenía en mente. No me entendáis mal. No quiero decir que soy cambiante como la luna: que hoy digo una cosa y mañana, otra. No. Esta no es la cuestión. Mis opiniones se deben a experiencias personales o vivencias mías. Por este motivo, siempre me he posicionado por determinados puntos como fueron los deberes y el uso de los móviles. Pues bien, aquí va…

En primer lugar, las prácticas me han dado la oportunidad de mostrarme cuál es mi verdadera vocación, la docencia. Me encanta enseñar y disfruto del proceso de enseñanza y aprendizaje. Es una sensación indescriptible y a la vez, gratificante. El cómo organizar una clase y a su vez, tener a mano un plan B si lo primero falla. La interactuación: relación que se crea entre los estudiantes y su profesor. Formar parte y observar cómo van asimilando todos los conocimientos a lo largo del curso académico y de sus vidas. Incluso, adoro ese momento previo y breve antes de comenzar una clase: cuando los alumnos van tomando asiento y tú respiras hondo y empiezas con un “good morning”. La docencia no es sólo una profesión, es como un estilo de vida. Un rasgo más de tu personalidad. Ahora bien, todos aquellos que piensan que los profesores sólo son unos vagos (por eso de ser funcionarios), les diré que no saben nada. De muy buenas maneras, les invito a una sola sección, sólo una (de 50 minutos), con un grupo 30 alumnos entre los 13 y 14 años, y ya me dirán si piensan lo mismo al finalizar la clase…

Como iba diciendo, he tenido la oportunidad de conocer a grupos de estudiantes ejemplares. Me refiero aquellos estudiantes que trabajan durante el desarrollo de una clase, colaboran, levantan la mano para hablar, muestran interés por aprender, responsabilidad, etc. Grupos donde el profesor/a se convierte en parte en un “coach”. Y donde la enseñanza y el aprendizaje se convierten en un proceso fluido y armonioso. Donde el mayor temor del docente recae en que estos alumnos sigan manteniendo ese nivel cuando cambien de curso. En fin, como comprenderán, de seguir así, no habría modificado mi forma de pensar con respeto a los deberes.

Pero en esta historia existen otros grupos de estudiantes no tan “ortodoxos”. Las prácticas me han mostrado la verdadera realidad. No la total pero sí su mayoría. Un pequeño reflejo de nuestra actual sociedad en un espacio limitado denominado aula. Cuando repasamos en esta asignatura las competencias, en concreto, la competencia de Aprender a Aprender (CAA), sinceramente, me pareció ridícula en su momento. Ahora, me doy cuenta de la importancia de esta competencia. Nuestros alumnos de hoy en día (y no quiero generalizar en esta cuestión pero en su gran mayoría), no saben estudiar. Ni tan siquiera saben lo que es un esquema, un resumen o subrayar un texto. Carecen de toda disciplina académica que nosotros antaño teníamos. ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo hemos llegado a este punto? No solo desconocen los hábitos de estudio, sino que además, no saben levantar la mano para pedir la palabra, ni dar las gracias ni decir por favor. Una auténtica locura.

Por otra parte, en mis tiempos cuando te posicionabas por una rama de bachillerato, lo hacía porque lo tenías claro. Si te gustaba la literatura y la lingüística, eras de letras puras pero ahora no. Ahora si no se les dan bien las matemáticas, los estudiantes huyen hacia las letras puras por descarte. Una mala combinación que se refleja en lo poco que leen y en la falta de dedicación a la escritura y su ortografía.

Pues bien, llegados a este punto es de sabios rectificar a tiempo. Por este motivo inclino mi balanza a favor de los deberes. Deberes sí pero en su justa medida y con una finalidad. Los deberes son necesarios para crear hábitos de estudios y disciplina (y despertar en ellos el sentido de la responsabilidad). Aunque es cierto que se ha llegado a tal punto en que se debe de dar positivos y negativos para que realicen las tareas extraescolares. Algo totalmente inaudito. ¿Pero que hacen sus padres? Los padres deben formar parte de este proceso de enseñanza y aprendizaje en las vidas de sus hijos. Deben preocuparse y recordarles que hagan las tareas y que preparen los materiales para el día siguiente. Las aulas no son guardería ni los docentes son niñeras para disfrute de unos minutos tranquilos para sus padres. Las aulas son un lugar de aprendizaje de conocimientos. Por este motivo es tareas de los padres enseñarles a sus hijos modales y disciplina académica. Es importante que les dediquen unos minutos a sus hijos diariamente.

En resumidas cuentas, no hablo de deberes como CASTIGO, sino como una extensión de trabajo y responsabilidad. Con deberes o sin deberes, hoy en día, se ha llegado a tal extremo de pasotismo entre nuestros estudiantes. Se nos habla siempre de la importancia de innovar en las aulas pero primero debemos enseñar la importancia del trabajo, la disciplina y la responsabilidad. Solo así conseguiremos una sociedad más activa y eficaz.   

Por último, en esta reflexión, debo de dar la razón al grupo de debate. Deberes sí: con un propósito y en su justa medida (no a la sobrecarga de trabajo) porque los deberes son importantes. Ahora bien (visto lo visto), que los hagan es otra cosa.


Quisiera terminar esta reflexión con otro punto del debate: el uso de móviles en las aulas por parte de nuestros estudiantes. Las prácticas o la realidad, una vez más, me han mostrado que el uso del móvil en las aulas en manos de gente irresponsable es un auténtico desbarajuste. Si nuestros estudiantes no son responsables con el trabajo que se les asignan como pueden ser responsables con el uso de las nuevas tecnologías. Por lo tanto, el uso del móvil sólo será factible si la actividad, por parte del docente, lo requiere. Y será una labor más del docente (del siglo XXI) orientar a los estudiantes en el uso correcto de las TICs o denominadas, ahora, como TACs (Tecnologías de Aprendizaje y Comunicación).        

5 comentarios:

  1. Como muy bien dices, rectificar es de sabios. Cada centro es diferente, incluso cada grupo es diferente. Yo os dije varias veces que es muy bonito teorizar, pero hay que bajar a "la arena" y la realidad te da una bofetada de cada lado. La experiencia te irá diciendo cómo, cuándo y de qué manera echar mano de los deberes y de las TACs. Sigue dsfrutando y aprendiendo de las prácticas.

    ResponderEliminar
  2. Rectificar é de sabios, pero tamén é unha actitude moi sabia a de non ter ideas preconcebidas sobre aspectos da vida dos que non temos experiencia de primeira man.Non é o mesmo ser profe que alumna, enferma ou enfermeira, comensal ou cociñeira!
    Boa sorte na túa vida profesional.

    ResponderEliminar
  3. Estupenda reflexión Marta no hay como estar dentro del proceso de aprendizaje para darse cuenta de muchas cosas Es la mejor formas de abrir los ojos a la realidad en las aulas

    ResponderEliminar
  4. Yo también me he fijado que la competencia Aprender a aprender brilla por su ausencia. El otro día mi tutora dijo a los alumnos quiénes iban a suspender. Estuve hablando con ellos despues, muchos se llevaron una sorpresa, algunos llorando me dijeron que sí que están estudiando, pero despues en el examen no les sale. Yo creo que no saben como estudiar. También hay alumnos que no saben como se les evalúa, piensan que por sacar un 5 en el examen tienen la asignatura aprobada.

    ResponderEliminar
  5. É certo Malwina, pero tamén podo asegurar por experiencia propia que, aínda que explico en clase que con ter simplemente un 5 nos exames (NUNCA se debería facer un só por avaliación) si non fan o traballo de casa e as actividades de clase non poden aprobar, e ademáis poño no taboleiro esas mesmas normas aprobadas polo departamento, algúns non fan caso e protestan! Habería que falar coas dúas partes!

    ResponderEliminar

Comentar